Proyecto León viene
reclamando desde 2009 una reforma de las administraciones públicas que adapte
sus estructuras, surgidas en algunos casos hace más de 150 años, a las
necesidades de una sociedad moderna del siglo XXI. Si bien el Gobierno de
España se marcó como prioridad esta reforma a partir de la entrada efectiva del
Partido Popular, en enero del año pasado, aún no se ha producido cambio alguno
en ese capítulo, salvo el de incrementar el número de desempleados del sector
público. Intuimos que, al contrario de lo que ha sucedido con otras reformas,
como la laboral o la financiera, existen intereses que retienen esta iniciativa
gubernamental.
Casi simultáneamente se han
publicado dos anteproyectos de ley: el de “Racionalización y Sostenibilidad de
la Administración Local” del gobierno central y el de “Ordenación, Servicios y Gobierno del Territorio” del gobierno autonómico. Esta coincidencia viene a
reconocer la necesidad de reformas que con tanta insistencia hemos reclamado
desde Proyecto León durante los últimos 4 años. Por ser esencial en el conjunto
del Estado, vamos a centrarnos en el anteproyecto de Castilla y León,
territorio que con un 5% de la población reúne un 25% de los ayuntamientos de España
y donde la mayor parte no alcanza los 1.000 habitantes.
La exposición de motivos
que justifica el borrador autonómico, es un canto a la “eficiencia,
sostenibilidad y racionalidad”, donde se hace hincapié en la necesaria
suficiencia financiera de las entidades locales para exponer a renglón seguido,
que no se suprimirá ningún ayuntamiento. Como sabemos que son numerosos los que
presentan insuficiencia financiera y prácticamente todos insuficiencia de
servicios, nos preguntamos cómo se
logrará subsanar lo que es una contradicción in terminis. Viene seguidamente el
enunciado de que se evitará la creación de nuevas estructuras administrativas y
que se simplificará la gestión pública. A partir de ahí todo entra en conflicto
con lo expresado en la exposición de motivos. En resumen: el anteproyecto
retuerce sus objetivos iniciales para acabar proponiendo lo contrario.
En primer lugar se pretende
crear por encima de los ayuntamientos las “Unidades Básicas de Ordenación y
Servicios del Territorio” (UBOST) para prestar los servicios esenciales, ya que
los ayuntamientos no son eficientes para hacerlo (¿para qué sirven entonces?).
En segundo lugar se crean las “Áreas Funcionales Permanentes” (AFP), que no
coinciden con las UBOST. En tercer lugar se pueden crear las “Áreas Funcionales
Estratégicas” (AFE), que tampoco coinciden con las UBOST ni con las AFP. Por
encima de éstas se mantienen además las Diputaciones, que en el anteproyecto
estatal está previsto que hagan todas esas funciones (¿?). Aparte de esto se
impulsa la implantación de la administración electrónica a fin de resolver
cuantos trámites sea posible por internet, lo que permitiría la centralización
de muchas gestiones, hoy desperdigadas entre diversas administraciones.
Nos preguntamos qué
ventajas para los ciudadanos tiene este galimatías, que incrementa en 3 los
escalones administrativos, frente a una fusión de ayuntamientos con el
reforzamiento del papel de las juntas vecinales. La Junta de Castilla y León
propone establecer 7 escalones (Junta
Vecinal, Ayuntamiento, UBOST, AFP, AFE, Comarca y Diputación) a partir de los 5
que existen actualmente. Si consideramos las mancomunidades, Proyecto León
propone pasar de los 5 niveles actuales a 3 (Juntas Vecinales, Ayuntamientos y
Diputaciones) mediante una fusión de municipios que haga innecesaria la
mancomunación. No tiene sentido hablar de eficiencia cuando con menos recursos
se multiplican las instituciones, lo que conllevará presupuestos añadidos,
gastos corrientes, dietas, etc. Es contradictorio hablar de simplificación
cuando se multiplican los centros de decisión. No se puede argumentar
racionalidad cuando se mantienen ayuntamientos insolventes y minúsculos cuyas
funciones pueden ser asumidas por una junta vecinal.
En definitiva, Proyecto
León no entiende qué se pretende con el anteproyecto de ley de ordenación del
territorio de la Junta de Castilla y León. Si encontramos una orientación
manifiesta en este borrador es la de mantener a alcaldes y concejales en sus
puestos aun a costa de sacrificar servicios a los ciudadanos. No es posible
prestar más y mejores servicios sin reducir los costes de administración y sin
mejorar la ejecutividad y rapidez en la toma de decisiones. Creemos que eludir
la simplificación de municipios esconde intereses de partido y abona las tesis
de quienes creen que nada importa a la clase política cuando de defender sus
privilegios se trata.
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