Se aproximan las elecciones locales y
autonómicas. Desde Proyecto León observamos, con gran preocupación, que son pocas las fuerzas políticas que
concretan un conjunto de medidas verdaderamente ligadas al territorio, basadas
en un análisis de lo local, lo provincial y lo autonómico. Se dice algo tan
inconcreto como “convertir León en una ciudad importante en España y en Europa”
o bien “León necesita infraestructuras de primer nivel” sin que se nos explique
para qué. Ésos son algunos de los evanescentes mensajes que se han transmitido
al ciudadano hasta ahora.
Creemos que León se
encuentra en un momento difícil como ciudad y como provincia, ya que no
consigue incorporarse a la incipiente salida de la crisis del conjunto
nacional. No es momento para la inconcreción en la acción política. En
consecuencia es necesario afrontar el futuro con objetivos globales,
cuantitativos y medibles en un plazo determinado, capaces de crear ilusión en
los leoneses. Como ejemplo, podría ponerse la meta en 200.000 habitantes para
la capital (con una fusión municipal previa e imprescindible), en 500.000 para
la provincia, en un avance del PIB per cápita diez puntos por encima del
nacional a 8 años vista, o igualar la tasa de actividad con la media nacional
en ese periodo. De esta manera los partidos tendrían que concretar las medidas
que piensan tomar para conseguir los objetivos y podrían contar con el apoyo de
casi todos los leoneses, incluso superando ciertos enfoques ideológicos que quedarían
supeditados o instrumentalizados para conseguir los mismos.
En tanto no se cuantifique
el objetivo y los plazos, creemos que las propuestas de los programas son
brindis al sol, y los leoneses continuaremos profundizando en la abulia y el
desencanto que, sobre todo últimamente, nos corroe. Así se ha demostrado en las
últimas legislaturas, en las que se habló en vano por demás. Si por algo ha de
medirse la acción política es por los resultados. En consecuencia quisiéramos
que las formaciones en liza explicasen primero sus objetivos globales, y luego
que especificasen las distintas líneas de acción para lograrlos.
Estamos observando que en
muchos casos los candidatos desconocen la situación de León (y, lo que es más
grave, parece que no les importa). Así lo prueba la
escasa utilización de las cifras que hacen referencia a los grandes indicadores
socioeconómicos y de análisis de nuestra posición para una proyección de
futuro. El debate político en León debería entrar más en este tipo de
argumentos, que son los que los ciudadanos buscan en las noticias de prensa y
boletines estadísticos. Además permiten centrar las argumentaciones sin que
nadie eche balones fuera, práctica tan al uso en los tiempos que corren. No
queremos pensar que los candidatos rehúyen el debate en estos términos ante la
elocuencia de las cifras socioeconómicas que muestran tanto la ciudad como la
provincia.
León no parte de cero.
Además de un denso pasado histórico (¡cuántas provincias lo quisieran!), León
tiene una historia reciente que marca una tendencia, tiene puntos fuertes,
tiene potencialidades que serían explotadas como valiosos filones en otros
lugares. Pedimos, exigimos, a nuestros políticos que marquen objetivos
concretos y medibles que sirvan para que todos sepamos cómo va nuestro avance,
cuanto nos falta para llegar y qué podemos hacer cada uno para ayudar a
conseguirlo. Lo estamos deseando. Nada más pedimos un programa político real.
No hace tanto tiempo, desde
el Consistorio leonés se difundió un eslogan que decía: “¡Vamos, León!”. En
Proyecto León siempre nos hicimos la misma pregunta: “Vamos, pero… ¿adónde?”
¡Qué gran pueblo es León si encontrara líderes que supieran marcar
el camino!